“Allá (en Tucumán) vendía leña, y con mis ahorros y el laburo de mi familia, pude sacar el pasaje. Tíos y otros parientes también me tiraron un centro, je...”, recuerda Francisco Aguirre, un tucumano que se fue a Australia hace más de siete meses y aún no piensa en volver. Haciendo trabajos de jardinería, mudanzas, albañilería, y más, muchos tucumanos pasan sus días en ese país. Estar al otro lado del mundo, lejos de su familia y amigos, no impidió que estos jóvenes tomaran la decisión de armar los bolsos y emigrar, aunque sea por algunos meses.
Aguirre ya había hecho un viaje parecido antes, y la idea le gustó. Quería volver a sentir la experiencia de conocer un nuevo país. “Hace cuatro años hice un work and travel. Estuve tres meses en el Gran Cañón, después viajé dentro de Estados Unidos, y la verdad que me encantó la aventura. Cuando volví a Tucumán me decía a mí mismo ‘tengo que irme a algún lado’, y justo salió la oportunidad el año pasado, en diciembre, y decidí aprovecharla”, cuenta el joven, que eligió Australia por sus bellezas naturales y la posibilidad laboral.
Actualmente vive en Sydney, en un lugar llamado Bondi Junction, pero ese no fue el único destino en el que estuvo el tucumano, ya que también trabajó en Brisbane y Queensland: “primero vine a Sydney y después fui a los otros lugares, aunque volví a Sydney porque extrañaba la ciudad, que es muy linda para vivir”.
Patricio Reinoso, amigo de Aguirre, viajó con él en febrero, con la idea de viajar, conocer y disfrutar. “Trabajé tres meses en una hamburguesería de un chico de Metán (Salta) que conocía gente de Tucumán y a partir de eso conseguí el contacto”, dijo Reinoso, que esperó hasta recibirse de licenciado en Comercialización antes de viajar.
Aunque el local de hamburguesas fue su primer trabajo, dice que ya pasó por diferentes ocupaciones: construcción, jardinería, mudanzas, cadetería y más. “Se puede hacer de todo y se gana buena plata. Por ejemplo en construcción ganás entre 20 y 25 dólares la hora, que es bastante si hacés el cambio”, explica, aunque admite que el trabajo en el país oceánico es duro.
En Cape Tribulation, al norte de la costa este de Australia, vive Francisco Chico. “Siempre quise viajar y vine aquí porque es una zona turística genial, hay trabajo y se ahorra bastante al no tener demasiados gastos”, le indica Chico a LA GACETA. El tucumano viajó solo, pero confiado: “hay muchas oportunidades para conocer gente que rápido se convierte en familia. Supongo que es por todo lo que implica ser inmigrante en un país extraño, y por la intensidad de las vivencias que se comparten”.
Saber el por qué
“Hay que tomarse un tiempo para pensar por qué se quiere (o se cree que se quiere) viajar. Si es para buscar algo, escapar de algo o por la pura experiencia. Migrar, temporal o permanentemente, es complejo. Está bueno plantearse por qué queremos hacerlo”, reflexiona Chico.
El joven explica que para hacer este viaje debió buscar información sobre la visa, cuáles son los requisitos, además de consejos prácticos al momento de buscar empleo, definir la ciudad, tener una base de ahorro, entre otras cosas. “Hay muchos grupos en redes sociales y algunas páginas de internet que dan datos precisos sobre cómo gestionar la visa, que me fueron muy útiles”, asegura el tucumano que hizo amigos de diversas nacionalidades.
El más recomendado de esos sitios, según los entrevistados, es Yo Me Animo Y Vos.
“Yo lo recomiendo 100%. Es increíble la cantidad de lugares hermosos que podés llegar a conocer, te conectás con gente copada y se arma una comunidad hermosa en la que todos se ayudan”, aconseja Lara Steimberg. En su caso, estuvo en Valencia antes de arribar al país de los canguros. Reinoso explica que quienes deseen viajar deben tener voluntad e investigar en internet. También recomienda la página Yo Me Animo Y Vos. “Es un sitio que dice todo lo necesario: qué visa sacar (sale alrededor de 100 dólares), a qué lugar podés ir, de qué se puede trabajar, qué se puede hacer, qué te conviene, todo. Y hay muchos lugares a los que uno puede ir, no sólo Australia”.
Y agregó: “para venir lo hacés todo por trámites online. Y depende de qué visa querés aplicar, podés venir como turista, que por lo general te la dan un año con salidas cada tres meses. También podés venir para trabajar, con un work and holidays, para lo que tenés que rendir un examen de inglés y abonar el servicio (según el lugar, el precio parte de los 2.100 dólares). La tercera opción es aplicar a la visa de estudiante, aunque hay que pagar el instituto o la universidad que elijás”. (Producción periodística: Homero Terán Nougués).